domingo, 25 de abril de 2010

Moscas, Peces y Palomas

Pero no todo ha sido volcán.

En este congreso me he enterado de que las palomas, cuando picotean el suelo a la búsqueda de semillas, cierran los ojos.
De que, contradiciendo una idea muy extendida, unos exhaustivos experimentos llevados a cabo en Pisa mostraron que palomas anósmicas (con los nervios olfativos seccionados) se perdían mucho más que palomas a las que se les eliminaba la magnetorrecepción.

De que las carpas y los titís se comportan de manera similar en cuanto a la extinción por cambio de contexto de un condicionamiento aversivo discriminativo (¡toma ya!).

De que las moscas Drosophila melanogaster, que necesitan una dieta variada, son más espabiladas que sus primas D. sechellia especialistas en comer una y sólo una fruta podrida. La necesidad de buscarte la vida hace que se desarrolle tu capacidad de aprendizaje.

(Como veis, este congreso nos ha proporcionado algunas respuestas adicionales a la pregunta de hace unos días).

El chino y el caballo

No, tranquilos, no os voy a aburrir con la historia que seguramente habréis leído más de una vez en alguno de esos e-mails en cadena.
Os aburriré con la mía propia.
Cuando el jueves pasado el volcán al que el gato de Natalia puso el nombre entró en erupción yo todavía no podía hacer valoraciones sobre sus efectos en mí (dejaremos de lado el caos aéreo europeo, ya habréis notado que para mí misma soy el ombligo del mundo). De acuerdo con mis tendencias innatas, me acordé de Murphy olvidando al chino y, en lugar de hacer como el último y decir "Ya veremos si esto es bueno o malo", me lancé a la desesperación. Me cancelaron el vuelo original del miércoles, y pensé: Malo. Pude cambiarlo para el jueves, y pensé: Bueno. Me cancelaron el vuelo del jueves y pensé: Imposible. Me descancelaron el vuelo del jueves (el miércoles a mediodía) y pensé: Yuju! Mi jefa se descolgó con que no quería quedarse atrapada en el continente (no es necesario decir por qué) y pensé: Horror. Su conferencia quedó huérfana, y con 3 de los 4 conferenciantes de la sesión de Cognición fuera de juego, era necesario rellenar su hueco.
Así que al final el volcán no solo no me impidió llegar al congreso, sino que me regaló mi primera conferencia invitada (ejem). Amén de una nueva receta de smoothies para los desayunos en el aeropuerto a las 5 de la mañana y con la nube de ceniza volcánica plácidamente viajando hacia Canadá.

sábado, 17 de abril de 2010

Volcanes y paellas

¿Y será posible que por culpa del Eyjafjallajökull (vaya usted a saber qué significará ese nombre) me vaya a quedar atrapada en esta isla sin poder volar al congreso que mis añorados ex-jefes llevan meses organizando?
No sólo eso, ¿será posible que el tráfico aéreo no se normalice en las próximas dos semanas, y tenga que celebrar mi 30 cumpleaños en esta isla?
Y ni siquiera sólo eso: al parecer, la última vez que las cenizas de un volcán islandés llegaron a Europa, estalló la revolución francesa.

Imposible creer que existen volcanes escupiendo lava (como dice una amiga en el feisbuc, el mundo se queja) hoy en el jardín del Edén, enseñando cómo hacer una auténtica paella valenciana a un gaditano y un japonés, ni una sóla nube en un cielo azulísimo, temperaturas veraniegas (para estas latitudes) y cervecita y olivas incluidas. (Casi imposible imaginar que en Valencia está lloviendo y hay un grado menos que aquí.)

Qué extraño es el mundo, casi todo el tiempo.

viernes, 16 de abril de 2010

Apocalítico

Lo que hace no tener tele, y lo que hace haber perdido un poco el norte desde que estoy por el ídem: observo todos los pifostios que ocurren a mi alrededor desde la ventanita de mi portátil cuando leo el periódico brevemente mientras desayuno como si no fueran conmigo.

Pero sigo siendo consciente de que hay algo que va terriblemente mal en el mundo: está lleno de curaspederastas (no os vayais a pensar, no es que les gusten los niños porque sean unos depravados hijosdeputababilónica, es que son gays infiltrados), de falangespañola poniendo querellas a juecesestrella, de belenesestebanes y de aberraciones de la naturaleza en general.

Me entero, además de porque se ha estampado un avión con media cúpula político-militar polaca dentro, por mi compañero de dicha nacionalidad, de cómo se cargaron en el a 40 a 22.000 compatriotas suyos con el clásico tiro en la nuca, así, con diplomacia soviética. (Ya me había comentado antes algunas cosas más prosaicas sobre la vida en su país hace no tanto tiempo, como las cartillas de racionamiento: medio kilo de azúcar o medio litro de vodka al mes, un par de zapatos cada seis meses y colas para conseguir plátanos, bien de lujo.)
Y ahora que polacos y rusos quieren hacer las paces, porque evidentemente durante el comunismo el asunto estaba bien escondido, cualquiera diría que la mala sombra estalinista salió en forma de niebla y a tomar por saco los primeros. Claro que una cosa así es fácil que se salga de madre, y ahora en un brote de orgullo nacionalhistérico al señor presidente de nombre impronunciable lo van a enterrar en Krakow junto a todos los reyes del pasado polaco. Mi compañero ya ha descolgado la bandera de su ventana.
(No ha faltado quien compare las fosas de Katyn con las del franquismo. Ya sabemos que por regla general, al final los cerdos y los hombres son imposibles de diferenciar).*

Pero es que, repito, cómo está el mundo. No sé cuantas señales más veremos antes de empezar a oir las trompetas: que si revienta un volcán que estaba callado desde hacía 200 años (¡ay, que me quedo encerrada en esta isla!), que si un meteorito gigantesco surca el cielo...
Yo de Dawkins me quedaría quietecita, no vaya a ser que la venida del anticristo esté más cerca de lo que pensamos y la vayamos a liar...
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*Vease Animal Farm, de George Orwell

martes, 6 de abril de 2010

BST (again)


De nuevo British Summer Time.
Por todas partes brotan florecillas, babosas y ranas: este año tengo cinco daffodils en mi jardín, como cinco cíclopes amarillos y un tanto pachuchos, y la otra noche el Hombre Feliz y yo nos dedicamos a ayudar a cruzar a los batracios por el carril bici (claro que luego pensamos que en realidad no les habíamos preguntado a qué lado querían ir).
Comienza el sexto trimestre en Cambridge. Todo quiere doler menos. Pero, como me dijo un amigo el otro día, no es más que por culpa del callo.

Dr Carmen y el Hombre Feliz se van de Formal Dinner con Darwin