jueves, 8 de marzo de 2012

Ítaca

Feliz día de la mujer trabajadora. Me incluyo. Más aún, porque esta semana está siendo especialmente productiva, pienso mientras valoro si merendar un kiwi o reservarme para una cerveza, así como la posibilidad de meter los cerebros en la nevera y mañana más. 
A raíz de mi exitosa participación en aquel concurso de relatos científicos del prestigioso centro que cuenta con mis servicios, (ver aquí), la directora científica del grupo Punset quedó prendada de mi gracejo escritoril (!) y me han citado como posible colaboradora en la revista Redes...tuve que leer varias veces el mail para convencerme de que era cierto, y sí, ayer estuve en un despacho lleno de fotos del ilustre divulgador. No sólo eso, para mayor emoción, se me comunicó que mi trabajo principal de Cambridge sería publicado en una revista poseedora de un índice de impacto que triplica a todas en las que haya podido publicar mi humilde persona en el pasado. No quepo en mí, como se pueden ustedes imaginar.
Pero vayamos al la efeméride, amigos y amigas (haciendo uso políticamente correcto (ñoño) del lenguaje, que incluye redundancias e ignorancias gramaticales que etiquetan el neutro inclusivo como masculino exclusivo). Sí, hoy es el día de la mujer (trabajadora), esa que es supermujer, tiene un trabajo de éxito, más de un hijo, y no renuncia a pintarse los labios y llevar tacones...todo eso, claro, según a quien se mire. También hay otras mujeres, nuestras madres, nuestras abuelas, incluso nuestras coetáneas, que no entran en esas categorías y a las que también se debería valorar.
El martes tuve la oportunidad de asistir a una intervención en directo de la presidenta del Institut català de les dones. No esperaba nada nuevo, y no lo tuve. Hay que luchar contra la violencia de género: totalmente de acuerdo. Hay que luchar por la igualdad de las mujeres en el entorno laboral: totalmente de acuerdo. Hay que luchar por la paridad en todos los campos y en todas las carreras...pues eso no me parece tan relevante hoy por hoy: reduciéndome a la anécdota de la propia experiencia, no creo que las mujeres de mi generación hayan tenido trabas para estudiar ingeniería si les daba la gana. Y si hay más biólogas que ingenieras, tampoco creo que sea por la falta de de visibilidad de la mujer que genera falta de modelos. Yo, desde luego, cuando elegí mi carrera, no tenía ni idea de quien fue Rita Levi Montalcini, y sí Ramón y Cajal, y aún así seguí ¿un modelo masculino? ¿o quizá debemos de dejar de plantearnos esa cuestión y empezar a mirar modelos de persona? Estos objetivos, dijo la señora política, son nuestra Ítaca. Ays, que patinazo. Tanta corrección política y elige el peor ejemplo; creo que se le olvida momentáneamente quien espera en Ítaca a Odiseo, también conocido como Ulises, personaje eminentemente machote que mata cíclopes y se cepilla a toda vírgen abandonada o nínfula de dudosa moral que se encuentra por el camino: su fiel esposa Penélope, que se pasa el día tejiendo y la noche destejiendo para que ninguno de sus pretendientes la deshonre, porque sabe a ciencia cierta que el rey de la casa y de la isla volverá, así pasen veinte años. Y voy al punto: lo que, creo, nos hace falta no son cuotas, ni me hablar de miembras. Dennos a todas (y a todos) una igualdad real de oportunidades, de derechos y de deberes (de la que creo que estamos cada vez más cerca*), y sobre todo, una educación completa, algo que desafortunadamente en este país parece un bien escaso. Lo demás saldrá solo, poco a poco, si seguimos actuando sin complejos y sin victimismo. 
(Aunque nos amenacen con retrocesos estos nuevos adalides de la libertad. Se les tenía que caer la lengua a algunos cuando dicen según que cosas.)
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*Ojo, me refiero a mi propio contexto (que estoy segura veremos cambiar con el auge del nacionalcatolicismo durante estos años). En el mundo existen multitud de ejemplos de países en las que las mujeres son poco más que ganado, y encima soportan el peso de la familia y de la tradición, pero ya hay gente más experta que yo que nos horroriza, cuando la crisis y la bolsa dejan un huequecito, con estas cuestiones.