miércoles, 11 de agosto de 2010

Click

...eso dicen.
Que un día algo hace click en tu cerebro y de repente todo pasa y vuelves a mirar el mundo como si no fuera tu enemigo.
Tantos días me ha parecido que algo hacía click, los tomates, nadar en aguas revueltas y en aguas cloradas, un atardecer sobre el campo de trigo adyacente a mi edificio secreto, mandar la carta de renuncia al contrato (último dia en yellow walls: 30 de septiembre) y saberme desempleada y con un futuro incierto. Pero siempre al día siguiente levantarse con la sensación de que te han chupado la sangre los bedbugs y todo sigue igual, y siempre volver a leer en el periódico los ciento veintitrés artículos de psicología sobre cómo afrontar las crisis, las depresiones, la infelicidad. Qué consuelo, todos estamos igual. La vida moderna es lo que tiene, que te adelgaza el cortex orbitofrontal y ahí estamos sin querer ver el bright side of life. Que no es que las cosas sean malas, es que no las afrontamos con paz interior. Nuevamente, be like water.
Hace tiempo que no me pinto las uñas de colores: se me estaban descascarillando. Ahora me he cortado el pelo: todo sea poner parches a la insatisfacción y esperar que esos pequeños e insignificantes gestos provoquen el click algun día.
Me estoy acostumbrando a que lo bueno del estado de depresión permanente sean esos diez minutos de acodarse en la barandilla del puente sobre el río Cam y observar cómo los polluelos de cisne se desperezan y ocho gansos marchan en fila india después de una tormenta de verano.

1 comentario:

  1. Anónimo4:59 p. m.

    a mi me gusto el rio cam pero solo por ser vacaciones de mi monotonia


    q guayyyy

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