jueves, 16 de junio de 2011

Violencia

Dice el nuevo President de la Generalitat que prefiere la democracia imperfecta al caos violento que se nos propone, y que por lo tanto a partir de ahora se legitima el uso de la violencia, porque los manifestantes se han pasado la raya. Perdone un segundo, que no lo he entendido bien. La violencia por parte del pueblo es inaceptable, ¿y la que viene del estado para reprimir al pueblo es legítima? Se han pasado de la raya estos manifestantes por esperar en la puerta a esos que llegan escoltados y en helicóptero para recordarles que su trabajo es representarnos y velar por los intereses del pueblo, y que no lo hacen; porque ya no se conforman con lo que les cuentan por la televisión, sino que miran a su alrededor y toman conciencia. Se han pasado de la raya porque ya no se conforman con que nos digan en qué consiste la democracia (parece ser que en poner el voto en una urna cada 4 años y dejar de preocuparse por nada, y aceptar todo lo que venga, que para eso nuestros políticos son más inteligentes y saben los que nos conviene), sino que quieren reconstruirla. Se han pasado de la raya porque se han dado cuenta de que somos más, de que el delito no debería ser estar a la puerta del parlamento, sino dirigir el mundo desde la poltrona de la manera tan nefasta como lo están haciendo, con la mano del capital metida por el culo. Se han pasado de la raya porque no están reaccionando como se espera de ellos, montando un folloncito como cuando un equipo de fúrbol gana la liga y volviendo al trabajo al día siguiente, descargando un poquito de frustración en forma de violencia para que les caigan unos cuantos palos y darse cuenta de que aquí no hay nada que hacer y hasta la próxima. No, la gran mayoría sale a la calle y le recuerda a los políticos su indignidad sin quemar cajeros, y eso no puede tolerarse, y hay que pararlo con violencia. Pues muy bien, pero que lástima que sean chapuceros hasta para eso. Todos hemos comprendido más o menos que el trabajo real de los políticos no es ni representarnos ni velar por el bien común, sino mantener a raya al pueblo, para que el sistema no pare, y los de arriba sigan controlando un mundo que construimos los de abajo. Si al menos consiguiéramos que lo admitiesen, que por lo menos tuvieran la vergüenza de no pretender seguir con la farsa e inventarse trampas tan tristes como  las de esta mañana...

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