lunes, 6 de septiembre de 2010

Que Dios nos coja confesaos...

El simpático señor que hace unos años propició la mayor exposición callejera de WC portátiles de todos los tiempos en Valencia ha tenido a bien revisar los delitos que se cometen en el seno de su ONG, que nunca está de más en los tiempos que corren. Una lista completa se encuentra aquí, pero me llaman la atención especialmente dos:
  • "la adquisición, la posesión y la divulgación por parte de un clérigo, con finalidad libidinosa, en cualquier modo y con cualquier tipo de medio, de imágenes pornográficas de menores de edad inferior a los 14 años"
  • "la atentada ordenación sagrada de una mujer".

Para qué vamos a discutir nuevamente sobre la tendencia malsana de algunos hombres de negro a que se les calienten las sotanas a la vista de los efebos que vienen a la catequesis o al confesionario. Pero no me digáis que no os llega al alma comparar al curilla pedófilo con las curesas. Qué queréis, me he acostumbrado a cruzarme con la reverenda Tilby y su alzacuellos cuando por casualidad salimos a la vez, ella de su iglesia y yo del pub que está enfrente (el famoso Eagle donde Crick y Watson [quiero pensar que antes de que se le fuera la pinza] se refrescaban [ejem] con una pinta de ale), y no me parece que la buena mujer sea una depravada pecadora. Que por otro lado nunca he entendido por qué algunas mujeres (y hombres, todo sea dicho) quieren ser curesas o toreras...Allá ellas...
Por otro lado, tampoco es tan extraño que entre los hombres de negro se estile tanto la pederastia como la misoginia: si se odia a la mujer, por algún lado tienen que salir los efluvios. Cuando tienes una gran maestro como Tomás de Aquino, que te cuenta que el varón es el fin de la mujer. El niño que sale del hombre es menos perfecto que el hombre adulto, pero tiende a él. Su fin, pues, es el hombre adulto. Así también la mujer, que sale del varón, y a él tiende y si no alcanza tal fin es porque se frustra, o lo que es lo mismo, la mujer es un mas occasionatus*, un macho fallido, porque el poder activo del semen masculino tiende siempre a la producción de otro ser del mismo sexo, porque el sexo masculino es el más perfecto; de modo que la producción del viviente femenimo accede siempre fuera del plan o de la intención del agente particular. Así pues, si no hubiera alguna energía o virtud que tendiera a producir sexo femenino, ésta sería totalmente fortutita, como lo es la producción de monstruos, pues qué me vas a contar, yo también pensaría que las mujeres son seres inferiores a las que más vale atar corto. Sobre todo si son como la señora de Luis Bárcenas.
Tampoco me extraña que el bueno de van Leeuwenhoek interpretase los espermatozoides como mini-hombrecillos cabezones, que simplemente necesitan del calorcito uterino para crecer. Igual al maestro angélico le hubiera dado un patatús si hubiera estado en una de las primeras clases de Embriología a las que asistí y le hubieran explicado que el hecho de que la naturaleza cree hembras por defecto no es lo mismo que decir que la mujer es un hombre defectuoso: en todo caso, el hombre es una mujer con protuberancias: el embrión comienza full equipe, y si nada lo remedia (es decir, si el pequeño y testosterónico cromosoma Y no lo remedia), se acaba desarrollando como mujer.
Nuevamente, esperemos que no todas salgan como la Rosalía.
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*De la idea freudiana sobre la envidia del pene casi mejor hablamos otro día....

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