lunes, 7 de marzo de 2011

Paciencia (II)

Bip. Bip. Bip. Cada 3 segundos. Desde hace casi dos horas. Por megafonía. Intento distraerme. Subiendo a todo trapo a la Velvet Underground, que le va que ni al pelo, pero por supuesto necesitaría un poco de LSD y no un zumo de piña. Me pregunto si al resto de los pasajeros del Alaris 1202 con destino Barcelona Sants el Bip le está volviendo loco. Miro alrededor. La gente está dormida. La peliculita de marras de dinosaurios de cartón piedra lo merece. El que se sienta delante de mí rebusca en el portaequipajes y observa por un momento cómo garrapateo sobre el billete. Terapia. En la estación deberían vender vendas para sujetar las bocas de los durmientes en el tren. Decía Sabina Bip que se dedicó a escribir poesía porque nunca consiguió escribir más de dos folios sobre un tema. Me recordó a mí a los dieciséis, cuando aún no sabía que a los treinta iba a ser científica y luchaba contra el bolígrafo que se desinflaba cuando mis relatos llegaban a esa frontera invisible. Pero de ellos hablaré otro día, quizá incluso los busque y los cuelgue en el blog para que salgan del cajón donde quiera que estén. Me recuerda que elegí el bachillerato de ciencias por puro pragmatismo: más salidas laborales. Hay que ser inteligente para, con esa idea, elegir la carrera de biología. Siempre elijo mi camino con un pragmatismo más que erróneo. Bip. He crecido bastante desde entonces. He desarrollado la virtud de la paciencia hasta unos límites que nunca creí posibles. La paciencia me rezuma por los poros y soy capaz de estar aquí sentada sufriendo el bip, pensando sobre las decisiones de mi vida sin tener ganas de matar y sin removerme furiosamente sobre mi asiento cagándome en todo lo vivo entre dientes. Mi other half dice que las personas no cambian, y es posible que en esencia así sea, pero al mismo tiempo, también es cierto que el río que ves pasar nunca es el mismo, aunque la maravilla de los enlaces por puentes de hidrógeno sea siempre idéntica; es bien cierto que las dendritas y sus espinas no dejan de remodelarse, aunque la secuencia de AGCT sea siempre la misma, y que mis RhoGTPasas están haciendo un gran trabajo últimamente. Paciencia. O quizá sólo resignación. O quizá es que en lugar de con el mundo, me enfado conmigo misma, y prefiero echarme la bronca en privado. Pero lo intento, de verdad, lo intento, quizá no esté bien, pero al menos intentaré estar. La paciencia tiene su recompensa. A la voz de pròxima estació, Barcelona Sants casi todos se levantan con prisas, recogen sus maletas del portaequipajes, se ponen los abrigos dándose codazos unos a otros, se apiñan en el pasillo. No me creo que no sepan que el tren va a tardar aún unos 7 minutos en pararse, 7 minutos que yo ocupo sentada cómodamente, observando el esmalte rojo hortera y desconchado de las uñas de la pasajera que se apoya en el respaldo ante mí, con el modo random de mi ipod siempre eligiendo la canción adecuada. Paciencia. Quizá sea que últimamente como mucho ajo, que es tan bueno para la circulación. Pero de eso hablaremos otro día.  

2 comentarios:

  1. Voy a meditar acerca de tu entrada de hoy, porque creo que me has robado la paciencia y que hemos cambiado un poco las personalidades, jajajja.
    Tengo que aprender a hacer más ejercicios de paciencia y no dejar que las situaciones me desborden.
    Un beso y gracias por ayudarme a pensar

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  2. Pasajeros de la vida, eso es. Benditas bandas sonoras de los momentos de paciencia. De esa paciencia que en nuestros adentros nos impacienta y nos remueve. ¿A que no se nota? Lo vamos aprendiendo cada vez mejor. Convirtiéndolo en algo intrínseco y proporcional al crecimiento. Al menos se intenta. El tren es una magnífica herramienta para ensayar la paciencia y para observar pausadamente los detalles de lo que ocurre durante el viaje a tu alrededor. Ya se encarga el paisaje en el exterior de pasar deprisa, sin dar apenas opción de detenerse en sus matices. Es una de las ventajas de viajar en tren. También hay alguna más. ¿Los inconvenientes? Que el random mode no esté muy acertado durante el trayecto.

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