lunes, 20 de julio de 2009

Espérame en el cielo...










O lo que es lo mismo, espérame en la nostra terreta.

Ahora sólo una de nosotras queda volando a la deriva, lejos ya del panteón romano que compartimos durante cinco meses, pero no te preocupes que yo cuidaré de la petunia que trajiste la primera semana para dar sensación de hogar, y del adaptador que me legaste como si fuese oro (de todos es sabida mi animadversión por los enchufes trípodes). Y cuando me tome una pinta en the Anchor brindaré a tu salud por haber cuidado tanto de la mía, por haber sido farmacéutica en un país en el que es necesario justificar la compra de paracetamol, fisioterapeuta de la tendinitis de la corredera bicipital y de la nostalgia a veces inconsolable, cocinera de purés y lasañas de optimismo y compañera de cervecita y papas en el mejor momento del día.

1 comentario:

  1. Anónimo4:09 p. m.

    Gran tipa la Hipólito.
    Cuidese Miss Carmen, desde la lejanía despierta admiración el trabajo en tierra de sajones...
    A mes vore...

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