miércoles, 15 de diciembre de 2010

2010: Epílogo

Si por estas fechas el año pasado recopilaba todo lo que no había aprendido en la Universidad de Cambridge y en el exilio en general, así como las fotos más significativas de cada mes, este año me quedo un poco en off a la hora de hacer balance. Lo reconozco, el 2010 se me ha pasado medio en blanco. Empecé pintándome las uñas, haciendo propósitos de sonreír. Conseguí que se me descascarillaran las uñas y se me quedara agarrotada la mandíbula. Poco más. Mis arrugas se hicieron más profundas, casi tanto como las raíces que echó mi tristeza, y me rompí la cabeza contra la pared sin conseguir el miserable click. A mitad de año decidí huir de Inglaterra como una rata, con los nervios destrozados y sin tener muy claro qué hacer con mi vida. Al final, aquí estoy, en el semiexilio esta vez: sigo dejándome llevar por la corriente, y sigo sin estar segura de que las decisiones que voy tomando sean las adecuadas. Señal de que algún tornillo tengo flojo, porque sabemos que la gente normal defiende sus decisiones incluso cuando no son suyas.*
Aquí estoy, en mi cubículo, sola, con una cerveza en la mano y un estómago relleno de ensalada de rúcula. Intentando hacer balance, e intentando creer que por fin el click ha llegado (quizá os lo contaré otro día).
De momento, abusaré de llutub, y recordaré por penúltima vez mis días en yellow walls, cuando lo único que necesitaba era volver.
Si las decisiones que he tomado este año fueron las adecuadas, solo (sin tilde, como dice ahora la academia) yo podré decidirlo.
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*Failure to detect mismatches between intention and outcome in a simple decision task. Johansson et al, 2005, Science, 310:116-9.

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